Noche
apremiante de susurros, dame de tu penumbra incitadora,
dame un sueño constante de infortunio.
Oasis prometedor, acometes alivio de puertas abiertas,
de fuentes hambrientas, de fuegos insaciables, de luces fugaces.
Ya no hay luces en la orilla de mi banqueta, son telarañas de historias
olvidadas.
No hay reproches, no hay sombra en la oscuridad.