Escucho tu voz que opaca el goteo, qué bello es. A veces lo escucho lejano o en silencio; yo te admiro y te respeto. Que gracia te regalo la vida con ese hermoso plumaje, como adornando la perfección de ese canto honesto, siempre colmado de notas pasteles; yo te admiro y te respeto. Endúlzame el oído pero cuidado, no empalaguemos las gargantas; despacio con o sin lamentos que aquí no existe el tiempo.
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